La historia
El proyecto Sal Líquida nació en 2018 de una intuición tan simple como revolucionaria: crear una sal innovadora y saludable, capaz de reducir el exceso de sodio en la cocina sin comprometer el sabor.
Paolo, un emprendedor con una visión de futuro, tiene una ideaLa idea, que inicialmente parece una locura para todos, consiste en reactivar una antigua planta de purificación de agua ahora abandonada.
Sal Líquida es mucho más que un producto:
Es una visión que combina salud, sabor y respeto por el mar.
Es una historia de familia, amistad y coraje.
Es un legado transformado en innovación.
La partida
En los dos primeros años hay mucho trabajo por hacer, como en toda empresa y visión.
Gracias a un amigo, Paolo rediseñó el sistema para producir la primera sal líquida: un producto con 751 TP3T menos de sodio, enriquecido con oligoelementos marinos y libre de microplásticos y aditivos. Una auténtica innovación: su presentación líquida se distribuye uniformemente, lo que la hace ideal tanto para uso doméstico como profesional en hostelería.
En 2020 se envió el primer contenedor al extranjero, marcando el inicio de su expansión internacional. A partir de ahí, el proyecto cobró impulso: restaurantes en Estados Unidos comenzaron a utilizar Liquid Salt como producto personalizado bajo su propia marca, y también se recibieron los primeros pedidos desde Arabia Saudita.
Hoy, tras el fallecimiento prematuro de Paolo, el proyecto continúa con el mismo espíritu de innovación y pasión, llevado adelante por su hija Laura, residente en la Suiza alemana. En enero de 2025, exactamente un año después de la pérdida de su padre, Laura fundó oficialmente
Sal liquida.
Toscana, agosto de 2020 – Se lanza el primer pedido internacional
Un nuevo comienzo
Laura hereda el alma emprendedora de su padre: es dinámica, decidida y profundamente motivada para cumplir la promesa que le hizo en su último encuentro. Con una sólida trayectoria directiva en Centros de Bienestar en hoteles de lujo y como Lingüística y Project Manager de italiano en una ONG internacional, hoy dirige Liquid Salt con la mirada puesta en el futuro, llevando adelante un legado hecho de valores, visión, innovación y respeto por las raíces de la empresa.
Durante años, mi padre me pidió que fundara una empresa y empezara desde cero con el proyecto de la sal líquida, estudiando el mercado en el que me desenvolvía. Me honra poder seguir construyendo algo beneficioso para la gente y acepto con confianza el reto en el nuevo mercado suizo y europeo. Creo que me ha dejado el legado más hermoso que un padre puede dejar a un hijo: visiones y sueños.
Salud
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